Lo primero que debemos saber es la diferencia entre arte religioso, que es un arte dependiente de la fe y el amor en Dios y el arte sacro, este es un arte religioso destinado a la liturgia y al culto divino. No cabe duda que la madera, como podemos contemplar en las imágenes, retablos, pasos, etc, es un elemento básico e indispensable para tal menester. Es una razón de peso y muy importante, la función que realiza cada hermandad para conservar, restaurar y preservar el patrimonio y el legado que en su día fueron transmitidos.
La madera como testigo del tiempo
La madera, ese material orgánico y resistente que la naturaleza nos ha brindado, no es solo un recurso que el ser humano ha utilizado a lo largo de los siglos, sino también un testigo silencioso del paso del tiempo, capaz de contar historias, tradiciones y vivencias. En el ámbito del arte cofrade, la madera adquiere un significado aún más profundo y simbólico.
Sin embargo, como testigo del tiempo, la madera también es vulnerable. Está sujeta a deterioro, desgaste y a los embates del clima y del uso humano. Aquí es donde la labor de un restaurador de madera y barnizador es esencial. Pues, no solo se reparan los daños, sino que también se conserva la esencia y la historia que la pieza porta en sí. Con técnicas refinadas, el restaurador respeta y preserva cada surco y cada marca que el tiempo ha dejado en la madera, asegurando que la historia que esta cuenta siga viva.
En el contexto del arte sacro, restaurar una talla o una pieza de madera, no es simplemente mantener su estética; es preservar una conexión ancestral, una forma de devoción y una expresión cultural que se ha transmitido de generación en generación.
Además, el proceso de barnizado no solo protege la madera, sino que también realza su belleza, revelando los detalles de la talla, la profundidad de los colores y las texturas que tal vez se hayan desvanecido con el tiempo. Este procedimiento da nueva vida a la pieza, preparándola para que sea testigo de muchos más años de historia y tradición.
Procesos y técnicas de restauración
El campo de la restauración es muy amplio y depende en gran medida de la pieza a restaurar. Para restaurar imágenes están los imagineros, para piezas doradas deberemos contar con el dorador, así como con el tallista en el caso de que la pieza a restaurar será una talla. Nosotros nos dedicamos a restaurar el barniz, bien por una mala gestión en su aplicación o por un desgaste debido al paso de los años y/o por efecto de los ambientes climatológicos.
En lo que a nosotros respecta, es necesario conocer los diferentes tipos de barnices que fueron aplicados en su día, para poder iniciar la restauración. Tendremos que ver si es necesaria la retirada integra del barniz primitivo o si por el contrario es compatible con el que aplicaremos una vez terminadas las tareas de reintegración de piezas, color, etc. Por mencionar algunas imprescindibles, sosa cáustica, decapante, tintes al agua, tintes al alcohol, tintes al disolvente, barnices al agua, barnices al disolvente, barnices al alcohol, brochas, lijas, formones, gubias, raspines, etc.
¿Cómo identificar los diferentes tipos de deterioro en la madera y determinar el enfoque correcto para la restauración?
Esto es algo que a veces no resulta sencillo con un simple vistazo. Muchas piezas en apariencia antiguas resultan ser copias recientes, es por ello que un trabajo de investigación posterior puede permitir establecer si los detalles técnicos del mismo están en consonancia con su estilo y aparente edad, y así poder aplicar un tratamiento conveniente. Por ahondar algo más en el tema, la madera utilizada tendrá mayor sección que la de las reproducciones. La madera antigua sin pintar tendrá un brillo y tono profundos en el color de los que carece la madera nueva. Las superficies estarán rajadas, los bordes astillados y se habrán perdido algunos elementos, como chapas y/o molduras. Observar las aristas vivas, las superficies perfectamente planas y las juntas sin defectos. Éstos son, a menudo, los distintivos de una fabricación mecanizada. Las piezas construidas a mano poseen el encanto que es consecuencia, en parte, de las imperfecciones de la madera y de su hechura, así como del desplazamiento de aquélla debido a las tensiones y a los años de amoroso abuso.
El equilibrio entre restaurar y conservar la autenticidad y originalidad de la pieza
Algunos restauradores son reacios a utilizar técnicas modernas, en la creencia de que los métodos actuales pueden comprometer una antigüedad auténtica. En mi modesta opinión, a continuación, relacionare algunas pautas que empleo:
Las piezas restauradas deben ser seguras y útiles, y su reparación debe efectuarse procurando dañar su carácter lo menos posible. Se deben preservar en la medida de lo posible las superficies originales.
Las reparaciones de la estructura deben ser reversibles siempre que las circunstancias lo permitan.
Las reparaciones de la madera no tienen por qué ser reversibles, pero si invisibles.
Deben aceptarse y adoptarse las técnicas y dispositivos modernos siempre que resulten útiles, dado que ahorran trabajo.
Las reparaciones deben realzar la calidad de la pieza. El trabajo de reparación no debe ser nunca, en su concepto ni en su ejecución, de una calidad inferior a la de la propia pieza.
La restauración como preservación del legado
Más allá de la estética hay que destacar la importancia de restaurar no solo para conservar la belleza de la obra, sino también para mantener vivo el mensaje, la historia y el propósito detrás de cada pieza. Es esencial, fundamental y uno de los trabajos más importantes de cada hermandad, asignar una partida importante de su presupuesto en preservar y conservar los bienes que han ido heredando generación tras generación.
Más allá de todo lo expuesto, debemos sentirnos privilegiados en cuanto somos participes de la creación de empleo y que bastantes oficios sigan existiendo gracias al arte sacro.
En Barniza, nos dedicamos con pasión al arte de restaurar y barnizar madera, especialmente aquellas piezas que tienen un valor incalculable en la tradición sacra y cofrade. Entendemos la responsabilidad que conlleva esta tarea y, por eso, tratamos cada pieza con el máximo respeto y dedicación, utilizando técnicas que han probado su eficacia a lo largo de los siglos. Porque cada pedazo de madera es un testigo del tiempo que merece ser preservado para las futuras generaciones.